Tanto si has visto la película Madagascar como si no, te recomiendo la escena en la que hablan de estar “En el lado guay de la isla” . Esta expresión la aprendí entonces y créeme que aplicarla me ha sido de gran utilidad.

Pero, ¿qué es “estar en el lado guay de la isla”?

En nuestra vida nos ocurren acontecimientos positivos y negativos, agradables y desagradables continuamente, pero cuando estamos en el “lado guay de la isla” no es que estemos en el lado bueno, ni en el mejor, lo que decimos es que afrontamos esa situación siendo conscientes de buscar toda su parte positiva y basándonos en esas posibilidades vamos a construir una realidad mejor para nosotros.

Vamos al ejemplo de la película: los animales naufragan en una isla desierta y quedan en shock, no tienen las comodidades a las que estaban acostumbrados, no saben ni comer sin un cuidador del zoo, algunos piensan que van a morir, otros siguen pidiendo ayuda esperando que les rescaten de esa situación atroz…

Sin embargo, la actitud de uno de ellos, Marty (la cebra), es totalmente radical, ya que empieza a ver que la isla tiene recursos naturales que pueden ir explorando y tener una calidad de vida incluso mejor a la que tenían. En ese momento es el único que, siendo la situación igual de precaria para todos, la percibe en algo positiva, pero los demás le ven como un tipo “raro” y trazan una línea con un palo en la arena explicando que está en el lado “zumbado” de la isla. Marty, viendo que es imposible cambiar la actitud de los demás, se despide diciendo: “quédense con su lado, que yo me quedo con el mío, en el lado guay de la isla, y si me necesitan me encontrarán allí”.

Llevémoslo a un ejemplo en la vida real: alguien que se encuentra totalmente atrapado en un trabajo y que empieza a sufrir los primeros síntomas de una crisis de ansiedad, ¿qué puede hacer? Lo más probable es que piense que ha tenido mala suerte, que no se le valora, le eche la culpa a sus superiores y un sinfín de justificaciones adicionales. A pesar de todas ellas probablemente no tome la decisión de abandonar ese trabajo, porque no encontrará en sí mismo algo en lo que confiar.

Si estamos con la actitud de “estar en el lado guay de la isla” buscaremos motivos que nos ayuden a afrontar el día a día, por ejemplo, simplemente “tengo un sueldo”, “tengo compañeros que me aprecian”, e iremos añadiendo nuevos enfoques identificando aquellas cosas que nos pueden gustar en nuestro entorno, “me gusta ayudar a la gente”, “me gusta conocer cosas nuevas”, etc.

Las primeras afirmaciones bloquearán poco a poco los sentimientos de malestar y mejorarán nuestra salud; las segundas nos permitirán ir entendiendo poco a poco dónde funcionamos mejor y encontrar (o reencontrar) nuestras capacidades. En el medio plazo habremos ganado confianza para buscar una solución y poco a poco iremos dando pasos para encontrar un mejor lugar.

A estas alturas del post quizá no creas que una película de dibujos animados puede hablarte de trascendentalidad, pero con ese ejemplo Madagascar nos dice lo mismo que decía Viktor Frankl, neurólogo y psiquiatra austríaco sobreviviente al holocausto judío, para superar la adversidad “no somos dueños de lo que pasa, pero sí de la actitud que elegimos”.

Pasar de víctima a responsable es cuestión de actitud. Cuando la cebra deja de sentirse víctima de la situación empieza a buscar posibilidades y encuentra una vida mejor. ¿El resto de los personajes de Madagascar? Te dejo que lo descubras por tu cuenta viendo la película.

Y si eres más de leer o quieres profundizar sobre el tema te recomiendo:

* “El hombre en busca de sentido” de Viktor Frankl. Su experiencia en el campo de concentración le ayudó a descubrir cómo tener un sentido vital es un factor clave para la supervivencia. Su libro es uno de los libros de psicología contemporánea más leídos.

* “Lo que sabe la gente feliz” de Cameron Stauth & Dr. Dan Baker con multitud de ejemplos de casos que han tratado durante su experiencia en crisis y depresiones severas y los principales consejos con los que tratan en su día a día.